¿Cómo imaginar el planeta Marte desde el cuerpo y el movimiento en diálogo con el lenguaje audiovisual? Esto fue lo que se preguntaron Agustina Sario y Matthieu Perpoint, artistas de performance, directores y coreógrafos, en este proyecto que cierra la trilogía Vanitas en el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). Se trata de un trabajo de largo aliento que empezó en 2020 con Vanitas, quién te quita lo bailado y que continuó en 2021 con Vanitas 2. Si la primera mostraba un cuerpo femenino abrazado por la naturaleza en un bosque francés y la segunda exponía un cuerpo masculino en la terraza de una ciudad salvaje, la tercera va un poco más allá y exhibe la fusión de esos dos cuerpos en un planeta que existe pero al que nadie fue. Un acto de pura imaginación.

-¿Hubo lecturas previas para encarar el cierre de esta trilogía?

Agustina Sario: -En Vanitas 1 había aparecido la idea de embosquecerse del filósofo Baptiste Morizot, un acercamiento sensible con el entorno. Ese concepto nos acompañó porque el trabajo parte de un vínculo sensible, pero lo que ahora nos preguntamos es cómo sería enmartecerse, cuál es nuestro costado marciano. Por supuesto queríamos informarnos bien sobre lo que había en términos de ficción, literatura, cine, misiones científicas. Así llegamos a Elon Musk y su proyecto de colonia en el 2050 para un grupo de terrícolas. Esta idea de la continuidad de lo vivo que estaba en Vanitas 1, esa conciencia ecofeminista que se había abierto, se cruza con este proyecto que está muy ligado a lo tecnológico, al capitalismo y a la explotación.

-Es un planeta que ningún humano visitó. ¿Qué papel tuvo la imaginación?

Matthieu Perpoint: -Ya en Vanitas 2 estaba la relación con el poder imaginativo del cuerpo. El cuerpo como paisaje, en oposición a Vanitas 1 donde Agus era abrazada por el bosque. Cuando decimos “Marte” es más bien el lugar del imaginario, y es divertido porque para pensar ese más allá nos fuimos muy cerca, nos encontramos. Es una gran paradoja. Podemos irnos lejos gracias a la imaginación, sería como el viaje del pobre o de la mayoría porque, ¿cuántos van a poder despegar e irse? Somos incapaces de arreglar mil problemas acá, entonces nos queda la imaginación. Hay algo de huida que me hace pensar también en las drogas de los años ’70.

Si se googlea “planeta Marte” aparecen montañas de artículos sobre posibles viajes, expediciones y descubrimientos. Los creadores se preguntaron qué podía aportar esta mirada poética en términos de colonización o descolonización. En los proyectos anteriores había aparecido el Eros ligado al placer y a la vida, y el Tánatos asociado a la destrucción. En Vanitas Marte la idea inicial era mostrar sólo ese paisaje repleto de escombros que se ve en el video, pero finalmente hubo necesidad de un encuentro. “No sé si lo hablamos porque es muy inconsciente, pero creo que volvemos siempre ahí en nuestros trabajos: Agus con los troncos, el pasto; yo con el yeso, el carbón. Y en la tercera yo con ella, las pieles, era casi una obviedad”, dice Perpoint. Ambos definen ese escenario postapocalíptico como un espacio donde confluyen pasado y futuro, y Sario agrega: “Queríamos mostrar ese costado destructor y mórbido de los terrícolas pero también el lado amante y vivo. Ir hacia afuera terminó siendo ir hacia adentro”.

Vanitas Marte no es videodanza ni una obra filmada, sino una vía para pensar el cuerpo en sus diferentes planos: el espacio, el tiempo, lo plástico, lo orgánico. Esta vez la videoinstalación se unirá a una performance en vivo desde el interior de una cápsula. La pareja coincide en que supuso un gran desafío, porque ningún pensamiento o práctica anterior servía en las nuevas condiciones. “Nos preguntamos qué aportan los cuerpos ahí porque no es un capricho: el contexto lo permite pero quizás ya no aplicaba. Teníamos que averiguar cuál era la corporalidad que requería esta potencia audiovisual”.

-¿Qué reflexión pueden hacer sobre la desnudez exhibida desde la performance o la danza contemporánea?

AS: -Pienso en nosotros en la cadena de la historia de la danza en tiempos del teatro posmoderno. En el ahora historizados, en el sentido que portan dos cuerpos despojados yendo al encuentro, porque en definitiva es eso. Nosotros somos heterosexuales, entonces nuestro acercamiento amoroso es ese. Los terrícolas se reproducen de esa manera, hay otras formas reproductivas pero no dejamos de ser Matthieu y Agustina lidiando con esto que somos.

MP: -Está la categoría de lo pornográfico y para mí es fuerte mostrarme en ese estado porque generalmente son las mujeres las que transmiten esto de la libido o el deseo. En el caso de la mujer no se ve, entonces nosotros lo imaginamos; el hombre tiene esta erección que no se puede esconder, y mostrarme así en una relación cotidiana e íntima es fuerte. Eso no se puede llamar pornografía, no quiero que me lo robe la pornografía. Ahí se convierte en una pelea, porque no puedo perder ese lugar como humano, como hombre, como artista. Yo quiero participar de este combate pero para ponerlo en otro lugar. A mí me llevó 43 años poder mostrar eso.

Detrás de Vanitas hay reflexiones del filósofo Bruno Latour, escritos del poeta René Char y una crítica al imperialismo espacial que representa Elon Musk, pero Marte es sobre todo el espacio imaginado por Agustina y Matthieu. ¿Qué es Marte para nosotros?, se preguntaron desde todos los campos: el arte con Leandro Egido, la sonoridad junto a Demian Velazco Rochwerger, la cámara y el montaje de la mano de Joaquín Wall. Marte como un planeta que habilita el encuentro entre los cuerpos de la danza contemporánea –concebidos por los creadores como cuerpos extraterrestres–, un territorio desconocido que estimula la aventura espacial y la imaginación pero que también plantea el interrogante sobre la destrucción de lo que ya conocemos.

*Vanitas Marte se presentará del 2 al 6 de marzo a las 21 en Fundación Cazadores (Villaroel 1438). Entrada libre y gratuita con reserva 48 hs antes de la función en Vivamos Cultura